lunes, 26 de julio de 2010

Memories

Mientras una leve llovizna lo acompañaba en esa cálida noche, el aguardaba desde hace ya una hora una señal, un ruido que evidenciara la presencia de algo que no correspondiera a ese sitio. Algo que está esperando desde que nació, desde que tiene memoria, desde que supo la verdad y se propuso encontrarlo. No por un simple capricho infantil, sino por verdadera necesidad. Son cosas que no deberían pasar, pero el fue uno de los que no fueron beneficiados en esta vida, y tal vez por su carácter, o por ser fuerte por naturaleza, decide luchar por algo que cree merecer, algo que cree, debe tener. El reloj marca ya quince minutos desde la última vez. Tras ojear hacia un lado y otro, decide que esta no será la noche, y emprende la vuelta a su hogar. Donde lo aguarda la cena, posiblemente fría y unos brazos capaces de sacarle las preocupaciones de encima, capaz de aislarlo del mundo, de hacerle ver que siempre puede un poco más. Nadie hasta ahora, excepto ella, fue capaz de semejante hazaña. Mientras caminaba por las oscuras calles, se preguntaba si podía confiar en los rumores, en la vaga información de la que disponía. Pero se tranquilizó, era lo mejor que había conseguido hasta el momento, y no debía dudar de sus capacidades, era una de las pocas cosas que conservaba y, además, dudar solo lo debilitaría, lo haría abandonar todo y perder la confianza. A unas pocas cuadras puede reconocer las luces de su hogar, ansía poder dormir sin soñar, para tener calma después de tanto tiempo.
Treinta minutos es el tiempo que lleva parado frente al café. Un lugar poco agradable, que no le genera una buena sensación, por primera vez se siente incómodo, como si algo no estuviera bien, es una extraña sensación.
A lo lejos, observa una negra figura que se va haciendo cada vez más grande. La observa detenidamente, justo pasó por una zona iluminada. Siente un cosquilleo en el estómago, pero no sabe bien a que atribuírselo, no está del todo seguro aún, pero hay algo familiar en su rostro. Siente como si lo conociera de toda la vida, son gestos o expresiones que uno siente que las vio en algún tiempo remoto, o en otra vida quizás. Lo embarga la emoción, vuelva a observar sus facciones (el hombre se va acercando cada vez más por la vereda opuesta), esos ojos ya los vio alguna vez, esa mirada capaz de decírtelo todo sin una palabra. Se llevó una sorpresa al darse cuenta que llevaba ya varios segundos observando sus ojos, tenían como una especie de atracción, pues cada vez encontraba más cosas en ellos. Una lágrima se resbalaba, pero ésta vez por sus ojos, exactamente del mismo color azul grisáceo, inconscientemente, aunque no haya llegado a asimilarlo del todo, reconoció a su progenitor, a quien buscó toda su corta vida. Una sonrisa brotó de sus jóvenes labios, se secó las lágrimas y corrió, feliz de haber visto a su padre aunque sea una sola vez, aunque no le haya dirigido la palabra, aunque él no supiera que era su hijo el que se alejaba corriendo y se perdía en la oscuridad. 
Era un niño, un niño feliz y libre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

clocks for websitecontadores web